I falled wrong in love.

Me gusta caminar y reírme sola por la calle, sin preocuparme por lo que piense la gente. También me gusta llevar el pelo a lo loco, suelto, y mirármelo de vez en cuando para ver cómo ha crecido. Me gusta escuchar canciones cargadas de recuerdos que me hacen llorar, reír, o que me ponen la piel de gallina. Sí, soy como las demás, me encanta que los chicos me miren cuando voy por la calle. Me gusta ponerme pantalones cortos y camisetas fresquitas en verano, que se me ponga la piel morena y  que el pelo se me aclare con el sol. Me encantan aquellos días en los que me veo bien y me siento ágil, con ganas de comerme el mundo. ¿Pero sabéis qué? Odio que los chicos me llamen guapa, o tía buena. Me hacen sentir una más, otra como las anteriores, aquellas de las que nunca se enamoraron,  aquellas a las que hicieron sentir ''princesas'', llamándolas guapas, haciéndoles promesas que no son verdad. No, yo no me creo esas cosas. Yo no soy una más, no me gusta enamorarme, al final, todos sois iguales.
 ¡Joder!, ¿a quién quiero engañar? Uno no elige de quién se enamora.
Un chico alto, que no me llama guapa. Puedo contar con los dedos de las manos las veces que le he visto, las pocas veces que he hablado con él y la única vez que me ha mirado a los ojos. Él. Mierda, estoy colgadísima. No paro de pensar en él. Pero soy demasiado orgullosa, jamás le diré que le quiero. Paso, no soy así. Me encanta cuando habla, su voz, sus labios, sus ojos, su ropa, su entusiasmo... ¡No!, no me gusta. Mejor dicho, no quiero que me guste. Lo tengo claro, me olvidaré de él... Vale, no sé si lo conseguiré... Pero hay que intentarlo.
Ah, por cierto Cupido, tenemos que hablar de tu puntería.